//Jésica, presente…

Jésica, presente…

Al cumplirse el primer aniversario de su muerte. Para que su crimen no quede impune. #JusticiaporJésica

Jésica está aquí. Una rara sensación. Llego a Emilia y me inunda ese aire de pueblo tranquilo. De gente trabajadora, mansa y buena.

Hugo me recibe en su casa. Solo habíamos cruzado algunas palabras por teléfono. Nos saludamos afectuosamente y me invita a pasar. Es una persona simple, como cualquiera de nosotros, pero puede verse en su mirada, el dolor de la perdida, mezclado con la fortaleza por la lucha incansable en busca de justicia. También veo en sus ojos, el reflejo de ella. Es raro, pero cierto.

Faltan unos días para el primer aniversario del crimen. Días difíciles, si los hay.

Entre mates, me cuenta como era Jesi. Como la recuerda. Cuanto la extraña. Conteniendo la emoción, me da detalles de su muerte y del estado de la causa. La lucha diaria por seguir adelante y la fortaleza de refugiarse en la familia. Por los que lo necesitan fuerte y luchador. Sabe que no debe bajar los brazos.

A nuestra charla se une la abuela Teresa (la “Nona” o “mamá” como Jesi le decía), quién fue la encargada de “criar” a Jésica y a su (por ese entonces único) hermano. También hay dolor en su relato, pero es más fuerte la entereza por continuar luchando. Ese sentimiento se repite en cada miembro de la familia y en cada persona que tuvo la oportunidad de compartir algún momento de su vida con Jésica.

En la casa, cada rincón evoca un recuerdo. Fotos de tiempos felices que hoy son parte del pasado. Risas apagadas. Momentos que no vuelven. Los mates del fin de semana y las charlas que se daban en torno a la mesa familiar, ahora son distintas. Hugo sabe eso, pero también sabe que se debe continuar a pesar de todo, por la familia. Por los que quedan. Pero fundamentalmente por Jésica y el recuerdo de su vida. Para que su muerte no quede impune. La comunidad de Emilia lo acompaña, al igual que gente a la cual Jésica entregó parte de su luz (amigos, alumnos, familias de las escuelas donde fue docente…). Esto denota el tipo de persona que ella fue y su particular forma de llegar al corazón.

Jésica era una joven soñadora. Buena gente, solidaria. Atenta y cariñosa. Respetuosa, responsable y siempre acompañando a su familia. Desde temprano había decidido estudiar Profesorado de Letras, pero debido a las dificultades económicas y demás complicaciones propias de quienes viven alejados de la ciudad, decidió comenzar con la carrera de Magisterio, en Nelson, para luego de recibirse, continuar con sus estudios en Santa Fe. Con mucho esfuerzo completó la primera parte de sus planes. Viajando diariamente, estudiando, pasando muchas horas seguramente preparando trabajos, planificando, pensando en un futuro que quedó trunco el 9 de octubre de 2017. Ese día, Jésica fue asesinada. Ese día, la comunidad de Emilia y todos los que la conocieron, también murieron un poco. El destino se encargó de dejar una marca de dolor de la forma más cruel.

Muchas veces, quienes estamos alejados de grandes centros urbanos, donde la violencia y la delincuencia pueden llegar a ser naturalizadas, nos vemos sorprendidos cuando este tipo de hechos atroces le suceden a gente que conocemos. Vivimos inmersos en una rutina de pueblo que a veces no nos permite siquiera imaginar tal acto de brutalidad. Por eso, debemos reflexionar en el día a día y entender que no somos ajenos a estos hechos. A cualquiera le puede pasar. Es importante vivir con menos complicaciones, aprovechar cada momento, valorar cada instante. Hay besos que no vuelven, abrazos que se pierden y charlas que enmudecen. Hoy es por Jésica. Mañana puede ser cualquiera de nosotros.

Al cumplirse el primer aniversario de su muerte, decidí hacer esta publicación, no para dar detalles de esta tragedia, sino para recordar a Jésica de la mejor forma posible, manteniendo en la memoria colectiva su recuerdo imborrable. Ese es su legado. La huella que deja en la comunidad una persona extraordinaria.

Este martes, en la escuela Beleno, donde Jésica era docente, realizarán un homenaje. Por otra parte, el sábado 13 de octubre, a las 16.30hs, en la plaza de Emilia, se realizará una marcha pidiendo Justicia por este crimen. La familia cree en la justicia y sobre todo confían en que, yendo con la verdad, podrán lograr un poco de paz luego de tanto dolor.

Para que no haya más “Jésicas”; para que otros padres, hermanos, abuelos, familiares y amigos no derramen lágrimas de dolor en el futuro, acompañemos a la familia Ronsoni en esta búsqueda de justicia, cada uno desde el espacio que podamos. 

 

Un dato

Antes de fin de año, está la posibilidad de realizar un juicio abreviado, sino, se deberá esperar el juicio oral y público para el año que viene. La causa está caratulada como “Homicidio doblemente agravado por el uso de arma de fuego y calificado por el vínculo». El único acusado por el crimen de Jésica es quien en ese entonces era su pareja, Fernando Oyola.

#JusticiaporJésica